viernes, 28 de agosto de 2015

El Concilio de Trento

En 1542, el papa, Paulo III, preocupado por el creciente vigor de la Reforma protestante, que hacía peligrar la hegemonía católica, convocó un concilio en la ciudad italiana de Trento.
Se eligió Trento al ser propuesta por Carlos V, quien no quería que se realizase en alguna ciudad alemana por la fuerte influencia del protestantismo en ellas.
El concilio era de carácter ecuménico (o sea, un concilio con intento de unión entre las diversas corrientes del credo) pero terminó siendo una asamblea de los altos cargos del catolicismo, ya que los protestantes se negaron a acudir por la preeminencia que iba a tener el papa en ella y la asistencia única de eclesiásticos.
Duró veinte años, pues hubieron numerosos conflictos por esa época entre el emperador Carlos V y el rey de Francia, Francisco I.
Hubieron 60 participantes en la primera sesión y 235 en la última. El concilio estuvo representado por italianos, españoles, franceses, alemanes e ingleses.
Hubo un enfrentamiento de dos corrientes, por un lado, estaba la que encabezaba Carlos V, que buscaba tratar con preferencia los problemas institucionales y disciplinares para llegar a un acuerdo político cuanto antes con los príncipes protestantes y calmar un poco la situación en alemania, y, por otro lado, estaba la corriente que daba mayor preferencia a las cuestiones más teológicas y dogmáticas, corriente sostenida por el pontífice.
Se decidió trabajar a la vez las dos corrientes para evitar conflictos y más escisiones dentro del catolicismo.



E el Concilio de Trento se concluyo que:




  1. Se reafirma la validez de los siete sacramentos.
  2. Se defiende la institución divina del sacerdocio contra el sacerdocio universal de los protestantes
  3. Sólo el personal eclesiástico puede interpretar la Biblia contra la tesis protestante del libre examen.
  4. La salvación se obtiene por medio de la fe y de las obras contra la tesis de la justificación de la fe
  5. Recomienda el culto a los santos y a la Virgen.
  6. Se reafirma el celibato en el clero
  7. Se prohibe la acumulación de beneficios en el clero.
  8. Se restringe el uso de indulgencias. 
  9. A los obispos se les encarga examinar periódicamente el comportamiento de los pastores y los fieles de las parroquias pertenecientes a su diócesis.
  10. Se crean seminarios para evitar la incultura en el clero.
  11. Se crea el catecismo con el fin de enseñar la doctrina católica en lengua vulgar, no en latín como aprendían hasta entonces los eclesiásticos.